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Mis amigas de la Universidad

por DIANA GONZÁLEZ

Parece mentira, pero sí, ha llegado: el año en el que cumplimos 30. ¡¡¡¡¿¿¿¿30???!!!! ¿Cómo? ¿Cuándo? No somos capaces de asimilarlo pero, sí.

Y entre todo este drama que llama a nuestra puerta y que no hacemos más que lamentar, yo siento que tengo algo pendiente. Cuando nació Posdata supe que quería dedicarles un post, a ellas, que saben de sobra quiénes son.

Y tengo que pedir perdón por adelantado al resto de mis amigas, a Lara y a Marta sobre todo, pero mis amigas de la Universidad están hoy lejos y quiero que sepan algo. (Lara, Marta, sabéis de sobra lo mucho que os quiero)

El verano antes de marcharme a estudiar a Madrid alguien muy sabio me dijo que lo disfrutara, que los años de universidad se quedarían grabados a fuego en mi memoria, y que la gente que allí conociera, los amigos que hiciese, serían parte de mi vida para siempre. Ellas serán esas amigas para siempre.

Recuerdo perfectamente el día que las conocí y lo que pensé al verlas. No me equivoqué. Porque ellas son tan geniales que en apenas unos minutos conquistarán el corazón de cualquiera.

Con mis amigas de la Universidad he compartido tanto, que hay cosas que ni siquiera quiero contar. La facultad siempre llevará su nombre ( y eso que alguna llegó un momento en que la pisaba poco ;) ). Y mi visión del mundo cambió también gracias a ellas.

Conocí a estas mujeres inteligentes, capaces, libres. Y las quise sin darme cuenta, porque tienen el corazón tan grande que compartir mi vida con ellas es el mejor regalo. Hoy, que no puedo verlas todo lo que me gustaría, quiero que sepan lo mucho que las admiro.

Aprendí de ellas que, a veces, los miedos no son más que la excusa que ponemos cuando tememos fracasar, que el amor no tiene que doler, que viajar sola enriquece, que debo ponerme tacones sin importarme lo que midan otros. Aprendí a no hacer el idiota con gente que no lo merecía, me enseñaron a reírme sin estar pendiente de lo que dirían las de la mesa de al lado, borraron complejos, me contaron verdades.

Delante de este ordenador hoy recuerdo por qué sus amigos eran buenos candidatos para tontear en Birra (guiño, guiño), los viajes en sus coches cuando yo aún no conducía por Madrid (ni casi por cualquier sitio), los trabajos en grupo que sólo terminábamos cuando había que entregarlos al día siguiente. Pienso en sus madres, que siempre nos trataron como si nos conociesen de siempre. Me rio de los idiotas que las dejaron escapar y no supieron todo lo que valen.

Pienso en ellas. Las nombro a todas horas. Y con treinta (o casi) presumo de mis amigas de la Universidad, que son mujeres valientes, independientes, con una profesión que premia su talento, guapas (¡¡¡a rabiar!!!), que marcaron mi vida con esa luz que desprenden sus ojos… ¡Cómo os echo de menos! Y aunque ahora mismo quizás no compartamos ni país de residencia, formáis parte de mi vida de una manera tan importante…

Estela siempre desatará pasiones. Además, el mundo aún no perdona que una chica guapa sea capaz de superarse día tras día y conseguir lo que quiere. No tengo palabras para decirte lo orgullosa que estoy de ti, que transformaste tu vida, que por fin te miraste en un espejo y viste todo lo que eras capaz de hacer, sola.

La verdad es que pareces distinta a esa chica que conocía a las puertas de la uni. Y te seguiré por medio mundo si hace falta, porque me encanta que seas siempre sincera, cómo luchas por lo que quieres, y siempre siempre tendré que pedirte consejo sobre moda.

Mi Ro es tan especial que basta mirarla para darse cuenta. Tiene ese algo que no sé describir y que la hace única. Es guapa sin proponérselo, brillante, encantadora. La cantidad de amigos que tiene dice tantísimo de ella…Rocío es ángel, el ángel que encontré en Madrid.

Los cafés que se alargaron durante horas, un abrazo después de tiempo sin vernos, la forma de regañarnos, de animarnos, ese mensaje que llega cuando más lo necesito, todo eso, son ellas. Mis amigas de la Universidad.

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