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Coprofagia canina

por ANTONIO FOLCH MARÍN



A menudo acuden a la consulta propietarios preocupados, cansados y asqueados porque su perro, generalmente un cachorro, se come sus cacas. Al acto de comer heces se denomina coprofagia.

En primer lugar hemos de descartar que la coprofagia sea un síntoma de una enfermedad mayor como puede ser algún problema pancreático o intestinal. Pero generalmente en estos casos además se aprecian otro tipo de sintomatologías.

Una vez descartado que la causa sea patológica hemos de pensar que se trata de una causa comportamental. En ese caso lo primero que hemos de hacer es clasificar que tipo de coprofagia realiza el perro, para intentar descubrir la causa y poder corregir el problema.

Hay tres tipos de coprofagia, que debemos diferenciar porque sus causas generalmente son distintas.

- Autocoprofagia: cuando se comen sus propias cacas.
- Coprofagia intraespecífica: cuando se comen cacas de otros perros
- Coprofagia interespecífica: cuando se comen cacas de otras especies.

Autocoprofagia:

Generalmente se da en cachorros, las causas pueden ser diversas pero generalmente son dos:

- Para ocultar las cacas. Esto es común sobre todo en perros a los que se les castiga por hacer caca en casa, sin que antes se les haya enseñado debidamente en que lugar deben defecar. Es posible que el propietario crea que le ha enseñado pero en la mayoría de los casos el cachorro no lo ha entendido o sencillamente no sale suficientes veces, o en horarios fijos, a la calle para poder hacerlo.

- Porque las cacas todavía huelen a pienso. Es especialmente común en cachorros que no tienen una alimentación correcta (en cantidad o generalmente en calidad) o que han pasado por algún problema digestivo y no terminan de digerir las grasas y proteínas.

- Existe una tercera razón, pero que es poco común: la imitación. Se trata de cachorros que se comen las heces imitando al propietario que las recoge o a otro perro con el que conviva que sea coprófago.

Coprofagia intraespecífica:

Se trata de perros que comen cacas de otros perros. También en este caso pueden haber diferentes causas:

- Madre que se come las heces de sus cachorros. Esto es puramente instintivo. La madre lame el ano y genitales de sus cachorros estimulándoles a que orinen y defequen, ingiriendo las heces mientras lo hacen.

Hay diferentes teorías de porque hacen esto. La más extendida es que de esta forma no se acumulan heces ni orina dejando la madriguera limpia de olores que puedan atraer a depredadores y reduciendo la presencia de parásitos, moscas y otros insectos que pueden transmitir enfermedades además de resultar molestos. Este comportamiento es común en todas las especies de mamíferos que crían a sus cachorros en madrigueras e incluso las aves intentan mantener sus nidos libres de heces.

- Se comen cacas de un nuevo cachorro en casa. Cuando en casa de un perro, que ya sabe hacer caca en la calle, entra un cachorro que hace caca en casa el perro adulto puede comerse las cacas del cachorro para ocultarlas y evitar el enfado de su propietario. No esta protegiendo al cachorro, solo quiere evitar posibles castigos y riñas del propietario (lo recuerda de cuando el era cachorro)

- Se come las cacas de otros perros en la calle. La mayoría lo hace solo cuando son cachorros y porque las heces le huelen a pienso.

Coprofagia interespecífica:

Se trata de perros que comen heces de otros animales. En libertad lobos y zorros (entre otros canidos) comen heces de grandes rumiantes, porque allí encuentran restos de proteínas en periodos de escasez de comida. Los perros en casa no deben tener necesidad de hacer esto, pero para muchos las heces de gatos y de humanos son especialmente apetecibles.

Una vez clasificado el tipo de coprofagia que tiene nuestro perro y la posible causa, vemos si es un problema o no (el que las perras se coman las heces de sus cachorros pequeños no es un problema) y en caso de serlo habremos de tratar este comportamiento para prevenirlo.

Tratamiento:

- En caso de que se trate de un comportamiento alterado y que podamos reconocer la causa, intentaremos evitar el posible desencadente, por ejemplo en caso que un perro adulto se coma las heces de un nuevo cachorro de la casa evitaremos que estén juntos sin vigilancia y sobretodo enseñaremos al nuevo cachorro a realizar sus necesidades en la calle en cuanto esté correctamente vacunado.

- Añadir un producto a las heces para alterar el sabor, por ejemplo un picante, puede resultar útil. Pero en la mayoría de los casos los perros serán capaces de diferenciar si las heces llevan o no el producto por el olor y además tendremos que hacerlo en todas las heces para que surja efecto.

- Añadir sustancias a la comida de forma que se altere el sabor de las heces. Existen productos comerciales para este fin y también productos naturales como el corazón de la piña rayado.

- Castigar o ignorar, normalmente no suele dar buenos resultados salvo que se este en todo momento delante del perro para reñirlo.

- Una buena opción es utilizar el refuerzo positivo desviando la atención del animal de las heces hacia otra cosa como juguetes o chucherias.

- El empleo del bozal es muy útil y eficaz cuando el perro tan solo ingiere heces en la calle.

- Sin duda una de las cosas más eficaces que podemos hacer es recoger las heces antes de que el perro pueda ingerirlas, es muy útil en cachorros y en perros que tienen acceso a patios o jardines donde realizan sus necesidades. Y especialmente importante cuando los perros ingieren heces de otros perros que viven en la misma casa.

- En el caso de perros que ingieren las heces de gatos que viven en la misma casa, lo mejor es utilizar barreras físicas que impidan al perro el acceso a la bandeja de la arena del gato.

No hay ninguna receta mágica, lo mejor es pedir ayuda a tu veterinario y utilizar una combinación de diferentes técnicas para solucionar el problema. En cualquier caso, salvo la coprofagia interespecífica, se suele corregir cuando el cachorro se hace mayor.

Problemas asociados a la coprofagia

El principal problema asociado a la coprofagia, además de lo desagradable que nos resulta, es la transmisión de parásitos al ingerir heces de otros perros infestados u otras especies animales que puedan transmitirles parásitos. Si desparasitamos de forma periódica, los últimos estudios recomiendan que se haga mensualmente, con un antiparasitario adecuado no deberíamos tener problemas.

Por otro lado la ingestión de heces de gato puede contagiar la toxoplasmosis, por eso es importante evitar que los perros ingieran heces de gato, sobretodo si estos tienen acceso al exterior y por tanto pueden cazar e ingerir roedores y otros animales.

También es posible que las heces estén contaminadas con bacterias o larvas de mosca que pueden provocar algunas complicaciones.

Por último no hay que olvidar que las heces son la vía de contagio de algunas enfermedades víricas muy graves como la hepatitis canina o la parvovirosis canina.

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