Llegó el verano. Así, sin darte cuenta, pese a todo lo que llevabas esperándolo. Y es que este año en Talavera el tiempo nos está dando una pequeña tregua… Quizás por eso aún estas retrasando lo que sabes de sobra que va a ser una fatalidad otro año más: probarte el bañador. ¿Existe un ritual más traumático? Para mí, no.

Después de Navidad los gimnasios, los anuncios de la tele, las revistas de moda, nos bombardean con la idea de ponerse en forma, de comenzar con la terrible operación bikini. Y con el mismo propósito firme de todos los años, de “este sí que sí”, vas dejando que pasen las semanas prometiéndote una y otra vez que vas a empezar a correr y a cerrar la boca. ¿Te cuento un secreto? ¡Ya es tarde! Llegó el verano y nuestros kilitos de más se notan, se te clava el bikini. Asúmelo, porque el mal humor va a inundarte unos días, y es mejor plantarle cara a esta terrible realidad: no tienes capacidad de sacrificio. Al menos en lo que se refiere a hacer deporte y ponerte a dieta. Pero bueno, no te agobies, ¡nos pasa a muchos! Jajajajaja

Ahora que ya le has puesto voz a esa culpa que te invade, un consejo: déjalo correr. ¿Vas a amargarte todas las vacaciones porque no pesas lo que te gustaría? No merece la pena. Los que asumimos que tendremos que vivir el resto de la vida pendientes de la báscula, tenemos que aprender que hay épocas en las que, simplemente, no puedes. Sí, no puedes. Y todos los deportistas innatos, la gente que vive con hábitos saludables como el “no a las grasas trans” no nos entendéis. Perdonadme. A mi merendar un donut me alegra la tarde. Así de triste… Un momento en la boca y toda la vida en las caderas.

Y después de este alegato, quiero contaros cómo afronto yo estas vacaciones en las que ni de lejos peso lo que me gustaría.

En esta época, más que nunca, procuro llevar a cabo mi pauta de cinco raciones de fruta o verdura diaria. Para mí es muy fácil, lo reconozco. No me cuesta nada. Pero te aseguro que aunque al principio te suponga un sacrificio, merece la pena. El cuerpo lo nota, y no me refiero sólo al peso. Te sientes mucho menos hinchado. Un zumo natural por las mañanas, una ensalada en una de las dos comidas principales, un par de piezas de fruta para merendar o un poquito de salmorejo o gazpacho. Hay mil combinaciones posibles, piénsalo.

Por supuesto, el litro y medio de agua es imperdonable. Hay que obligarse a beber. Y si los primeros días, sobre todo, se te hace un mundo, mi truco es una infusión de té verde, fresquita. Refresca y es otra forma de sentarte en una terraza y no beber una coca cola tras de otra.

Y cuando estés en la piscina o en la playa hay un remedio que nunca falla, siempre que tengas niños cerca. ¿Has probado a pasar una tarde en el agua jugando con tus peques, con los sobrinos, o con el niño de la vecina que te hace carantoñas todas las tardes en la piscina de la comunidad? Un ratito de juegos con un niño es otra forma de hacer deporte. Porque tienen una energía que nadie sabe de dónde sacan. Y se contagia.

Y si no, ya sabes, nada de vuelta y vuelta en la toalla tomando el sol. Al agua patos y unos largos. No es nada, pero resulta ;)

Además, siempre que el sol no esté en todo lo alto, puedes probar a ir andando a todos los sitios, subir las escaleras en vez de coger el ascensor y beberte un vaso enorme de agua cuando llegues arriba y sientas que no puedes más. Los paseos en bici por el paseo marítimo o recorrer la playa al atardecer es sinónimo de vacaciones, ¿o no?

En las heladerías cada vez hay más granizados hechos artesanalmente, cócteles de frutas y otras opciones un poco más ligeras cuando el cupo de helados de la semana le has cubierto.

No hay excusas. No somos carne de gimnasio, las zapatillas de correr están intactas en el armario, pero sí hay formas de hacer de este verano un poquito más saludable. Cuéntame que haces tú, ¡quiero más trucos!

Posdata: felices vacaciones!!!!