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Un cuadro, una obsesión

por Juan tena

Si ha leído El lector o ha visto Reader, sin duda le gustará esta novela: Mujer bajando una escalera, de Bernhard Schlink.

El asunto cautiva al lector desde las primeras páginas: una mujer baja una escalera. Va desnuda; su cuerpo es pálido, y el vello del pubis y la cabellera son rubios. Frente al fondo gris verdoso de una escalera y unas paredes difusas, se presenta ante el observador con una levedad en suspenso. No obstante, con sus piernas largas, caderas redondeadas y sus firmes pechos, posee una gravidez sensual. Estamos frente a un cuadro pintado por Karl Schwind en 1912.

El protagonista y narrador de esta obra lo contempla fascinado en un museo (se encuentra en el Museo de Arte de Filadelfia). La fascinación tiene un doble origen: la obra llevaba decenios desaparecida, y lo más llamativo, formó parte de la vida de quien nos cuenta la historia. El cuadro enlaza el presente con el pasado, cuando el protagonista-narrador era un joven e ingenuo abogado y le asignaron un caso que nadie en el bufete quería llevar. Un caso cuyo centro era ese cuadro. Pese al deterioro del lienzo había una disputa entre el propietario el millonario Peter Gundlach, el pintor, y la mujer retratada Irene Gundlach, la joven esposa del millonario. Y en esta coyuntura o triangulo el abogado se ve envuelto, y en la que además fue un mero testigo.

Bernhard Schlink presenta una novela narrada de modo sencillo y ágil (incluso las partes más complejas) y penetra sutilmente en los rincones más secretos del alma humana. Su autor habla al lector del amor, el arte, el engaño, la obsesión; la posesión y la pérdida. También del dolor, el peso de los recuerdos y las oportunidades perdidas.


Mujer bajando una escalera
Bernhard Schlink
Anagrama
ISBN: 978-84-339-7954-4
Páginas, 248
Precio, 20 euros.

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