Quisiera continuar estas recomendaciones con una obra clásica en dos formatos y, con permiso del compañero de sección Borja Murel, voy a hablar de cine.

En 1953 el escritor estadounidense Ray Bradbury publicó Fahrenheit 451, una distopía futurista, es decir contraria a todo sueño utópico, sobre una sociedad totalitaria en la que los personajes deben memorizar obras literarias porque los libros y su posesión están prohibidos, los bomberos son los encargados de quemar cualquier biblioteca que encuentren. Esta obra despertó el interés del gran cineasta François Truffaut que escribió y dirigió su adaptación cinematográfica y la llevó al cine en 1966. El título hace referencia a la temperatura en la escala de Fahrenheit (ºF) en la que el papel de los libros se inflama y arde, equivalente a 233ºC.

Tengo que decir que ambas obras son dignas de atención y lectura, y si muchas veces se comenta que la película no hace justicia al libro, en esta ocasión no ocurre lo mismo, es más, considero que la película y la magistral actuación de los actores, ha suportado mejor el paso del tiempo que la obra. La última relectura de esta novela de Bradbury, imprescindible como comprenderán para todos los bibliotecarios y amantes de la lectura, siguió impresionándome pero no pude escaparme al hechizo de imaginar los personajes en la piel de los actores que la interpretan en la película y a todo el ambiente sesentero de su adaptación al cine.

Si tienen ocasión disfruten con ambas obras, que se encuentran disponibles en la Biblioteca Municipal José Hierro. Son imprescindibles en este siglo XXI en el que tanto se está debatiendo el futuro de la industria editorial y el de los libros, en formato papel o electrónico. Parece que quienes abogan por la desaparición del libro en papel no contemplan que se puede convivir con los dos formatos y que lo importante radica en el contenido, ya sea en papel, tablet, libro electrónico o persona humana “hombres libro”, como los personajes de FARENHEIT 451.

La relevancia de esta gran obra radica en ensalzar la cultura para mantener el progreso de la civilización y el deseo de que cada día aumente el número de lectores.