¿dónde estoy?

Inicio / Zona Blog / La Claqueta

Las Brujas de Zugarramurdi

por BORJA MUREL

Alex de la Iglesia siempre me ha parecido uno de los realizadores españoles cuyas películas tienen un carácter más internacional y personal que muchos de sus compañeros coetáneos. Sus constantes guiños a los directores clásicos, como a Roman Polanski en “La Comunidad”, y su socarrón humor negro, impregnan los mejores títulos de su irregular filmografía, encabezada sin duda por “El Día De la Bestia”, “La Comunidad”, “Crimen Ferpecto” y la que hoy nos atañe.

“Las brujas de Zugarramurdi” es una película que perfectamente se podría dividir en dos partes. Una primera hora prácticamente perfecta, divertida, desenfrenada, recuperando muchos de los clichés de sus mejores películas; y una segunda parte bastante más densa, a la que le sobran minutos, y que sirve, sin duda, para demostrar que el cine español también está a la altura en el uso de CGI y efectos especiales de última generación.

El argumento, al más puro estilo Hitchcock en “Psicosis”, parte de un robo muy original y muy bien filmado (persecución incluida con planos de cámara espectaculares), para después introducir a los protagonistas en un universo extraño y fantástico, en su huida hacia Francia y parada en Zugarramurdi, donde lo disparatado se apoderará por completo de la narración. El punto de inflexión de la película tiene lugar precisamente en el momento de la cena, cuando todo el elenco de brujas hace su acto de aparición, que es justo el momento en que el guión comienza a dispersarse y alargarse de forma innecesaria.

Si bien las actrices clásicas como Carmen Maura o Terele Pávez no se alejan un ápice de sus registros conocidos y mostrados en infinidad de filmes (aunque bordando, eso sí, esos papeles que parecen escritos a medida para ellas); son el trío protagonista masculino los que llevan todo el peso de las mejores escenas. Hugo Silva (que desde “El Cuerpo” me parecía un pésimo actor) está aquí divertidísimo, al igual que Jaime Ordoñez, cuyo personaje le encaja como anillo al dedo. El gran descubrimiento de esta película es, contra todo pronóstico, Mario Casas. Tanto su interpretación despistada como las frases de su personaje aportan los momentos más logrados del metraje. Pepón Nieto y Secun de la Rosa son los dos policías que tratarán de dar caza a los ladrones, y cuyos registros no se alejan mucho de sus caracterizaciones habituales en series televisivas, al igual que ocurre con el personaje desquiciado de Macarena Gómez. Carlos Areces y Santiago Segura hacen un estridente cameo, que si bien tienen algunas frases relativamente divertidas, perjudican más que aportan a la parte más solemne de la historia.

Desde luego Alex de la Iglesia ha usado el pretexto de las brujas para hacer una crítica radical y directa al papel femenino en las relaciones de pareja. Todos los personajes masculinos del filme se encuentran intimidados y subyugados a sus insoportables cónyuges; y las brujas representarán precisamente el intento femenino de apoderarse de la sociedad y dominar al hombre. Curiosamente será el personaje interpretado por Carolina Bang (pareja en la vida real de Alex de la Iglesia) el único personaje femenino que consiga sus propósitos.

El desenlace es lo que menos me ha convencido de “Las brujas de Zugarramurdi”. Con quince minutos menos de metraje y un epílogo distinto, habría ganado muchos enteros y estaríamos hablando, posiblemente, de la mejor película de Alex de la Iglesia. Pero no se puede juzgar un todo por su final, y es que en este caso la suma de las partes es bastante superior al conjunto global de las mismas. Habrá que esperar al próximo trabajo de este excelente director para saber si aún nos puede llevar más lejos.

Añade tu comentario

ÚNETE

1 comentario

  • mdf

    28/10/2013 08:50

    Estoy totalmente de acuerdo con tu crítica, el final sobra

    Me gusta 0

    No me gusta 0