Tengo que reconocer que el hecho de que un largometraje se desarrolle durante el periodo de la segunda guerra mundial es una cosa que me apasiona desde siempre. Desde las películas más crudas como “El Pianista” de Roman Polanski, “El Hundimiento” de Oliver Hirschbiegel o “La Lista de Schindler” de Spielberg, a las más edulcoradas como “La Vida Es Bella” de Roberto Benigni , pasando por musicales como “Sonrisas y Lágrimas” de Robert Wise, o películas de aventuras como “En Busca del Arca Perdida” de Spielberg, hasta llegar a las puramente bélicas como “Salvar al soldado Ryan”,de nuevo de Spielberg; todas tienen ese punto en común fascinante de una época romántica y a la vez devastadora que atrae y repele a partes iguales. “La Ladrona de Libros”, dirigida con pulso por el debutante Brian Percival, se encuentra en el grupo de las edulcoradas. Con edulcorada, no quiero decir que no sea realista y dura, sino que tiene un punto de vista idílico que disfraza por momentos la crudeza de la autentica realidad, a la vez que encuentra un halo de luz esperanzadora en los hechos que narra.

La película se basa en la novela homónima escrita en 2005 por Markus Zusak, en la que se cuenta las aventuras de la niña Liesel Meminger, tras ser adoptada por una familia en un pueblo cercano a Munich en los años próximos al estallido de la 2ª Guerra Mundial. A nivel documental, entremezcla hechos históricos como “La Noche de los Cristales Rotos” de 1938, la quema de libros (que realmente tuvo lugar en 1933 y que aquí se traslada varios años después) o los Juegos Olimpicos de Berlin de 1936, con elementos de fantasía y una historia de gran belleza que se desarrolla en su mayor parte en el hogar de los padres adoptivos de Liesel. Como no quiero estropear las sorpresas, no narraré mucho más del argumento.

El reparto es magnífico, destacando de manera excepcional Emily Watson (actriz que Lars Von Trier descubrió en “Rompiendo las Olas”) como madrastra de la niña y Geoffrey Rush como padrastro, un rostro al que estamos habituados desde hace 15 años gracias a películas como “Los Miserables” de Bille August, “El Discurso del Rey” de Tom Hooper o la saga “Piratas de Caribe”. La casi debutante Sophie Nélisse nos embriaga con su papel de niña perspicaz y dulce a la vez; y la banda sonora de John Williams llega a cotas altísimas de calidad, con una partitura musical soberbia, y que ha sido nominada a numeroso premios como los Globos de Oro, los Bafta y habrá que esperar a los Oscars.

Un punto de vista interesante que plantea el argumento y que se ha dado en poquísimas ocasiones en el cine americano, es el hecho de mostrar el sufrimiento de una parte del pueblo Alemán por no estar en acuerdo con los dictados de su gobierno Nazi. Actualmente series como “Hijos del Tercer Reich” o el filme “Stalingrado” de Joseph Vilsmaier han tratado de mostrar esa cara, a pesar de haber sido siempre producciones europeas o alemanas; pero, el hecho de que sea una película facturada en Hollywood la que lo haga, resulta bastante curioso.

“La ladrona de libros” bien podría haberla firmado Spielberg, tanto por la forma como por el contenido. El director Brian Percival, que hasta ahora su curriculum se basaba en trabajos para la televisión británica, logra imágenes de gran belleza y un ritmo calculado, que consigue ensimismar al espectador y hacerle partícipe de la historia.

Aunque sea pronto para vaticinar acontecimientos futuros, y nos encontremos tan sólo en el mes de Enero, podemos afirmar que “La Ladrona de Libros” será una de las más grandes películas de 2014.