¿dónde estoy?

Inicio / Zona Blog / Garabatos

Seguridad o sobreprotección

por Gema López

El otro días mientras cenábamos con unos amigos en la terraza de un restaurante y observaba a mi hija de 3 años jugando con otros niños que allí se encontraban, pensé en mi obsesión de mantener la atención sobre cada una de sus movimientos. Reflexionando sobre esto llegué a sentirme como la típica madre histérica que necesita tener todo bajo control.
En algunos momentos en los que llegué a perder a Paula de vista, así es como se llama mi hija, me levanté con la sensación de que algo malo podría suceder. El no mantenerla dentro de mi campo visual me produce inseguridad, intranquilidad y malestar.

Cuando yo era pequeña jugaba de igual forma cuando acompañaba a mis padres a cenar y no me sentía observada a cada momento por ellos. Siendo algo más mayor bajaba al parque sola e incluso me movía a otros barrios de la zona y no pasaba nada. Bien es cierto que tenía más edad de la que actualmente tiene mi hija pero no imagino que dentro de 3 ó 4 años Paula se pueda mover sola por la calle con la misma soltura.

Cuando hablo con otras madres nos planteamos si es cuestión de seguridad o de sobreprotección. Yo creo que ambas cosas vienen de la mano, incluso me atrevería a afirmar que una es consecuencia de la otra. Actualmente vivimos en una sociedad en la que no nos sentimos seguros, desconfiamos de los demás, sentimos miedo ante diferente personas, en general fruto de estereotipos, y huimos de diferentes situaciones que tipificamos como peligrosas. En ocasiones, ni las intenciones de desconocidos que vivimos como amenaza son malas, ni las situaciones que activan nuestro sistema de alerta han de ser peligrosas. Con nuestros hijos elevamos el sistema de protección a la máxima potencia. El sentimiento de responsabilidad nos lleva a la sobreprotección que a su vez nos hace no dejarles a ellos sentir inseguridad ni experimentar el miedo real, sólo sienten el miedo que nosotros les infundimos.

En los últimos meses he estado leyendo bastante a cerca de este tema y le presentaré diferentes situaciones que para mi son las más temidas y como deberíamos tratarlas.

- Juegos en parques y exteriores: Normalmente sentimos miedo de que nuestros hijos se hieran con objetos cortantes y punzantes que hay en la calle, que se caigan de lugares altos como toboganes o caigan en pavimentos rugosos como cemento, etc. Los expertos aconsejan que dejemos que nuestros hijos se caigan y experimenten el dolor (siempre dentro de unos límites que no entrañen peligro mayor). Es la forma más efectiva por la que aprenderán a salvaguardar su seguridad. En nuestras manos como padres está hacerlos preciosos, mañosos y hábiles. Podemos enseñarles a sortear peligros, buscar formas seguras para bajar de un lugar muy alto o trepar de forma estable por lugares que otros niños van y él tarde o temprano pasará. De lo que se trata en definitiva es de dar a nuestros hijos las estrategias adecuadas para hacer cosas que hará de forma inevitable pero de forma segura. El transmitir seguridad es muy importante pero también el respeto hacia los peligros.

- Rios, piscinas y playa: Nuestro sistema de alerta se activa cuando vamos con los niños a piscinas, rios y playa y sobretodo cuando las noticias no paran de hacerse eco de ahogamientos de menores. No llegando a ser madres histéricas, en estos casos es conveniente intensificar la vigilancia y el acompañamiento, pero sobretodo lo que más ayuda a nuestros menores es que le hagamos sentir respeto por el agua (no miedo) y asegurarnos que aprenden a nadar y mantenerse a flote. Si infundimos miedo no conseguiremos que el niño o la niña se sienta predispuesto a tener ese contacto con el agua y por consiguiente a aprender a nadar. Los cursillos de natación son muy efectivos en este aspecto.

- Miedo a que nuestr@s hij@s se vayan con un desconocido: Es importante avisar a los menores de los peligros que entrañan jugar en lugares públicos en el que hay más personas. Igualmente sin potenciar el miedo, explicar a nuestros hijos las diferentes situaciones que pueden poner en juego su seguridad. Es importante indicarles que nunca han de ir o acompañar a un desconocido y como en la mayoría de los casos habrá adultos próximos de confianza avisarles para que sean ellos los que indiquen, acompañen o informen a dicho desconocido. Algo que puede servir para concienciar sobre este tipo de situaciones es plantearle al menor casos hipotéticos con dos tipos de respuesta A y B una verdadera y otra falsa. Si son respuestas muy evidentes les ayudará con facilidad a dar la respuesta correcta y a recordala cuando sea necesario.

Añade tu comentario

ÚNETE

No hay comentarios