¿dónde estoy?

Inicio / Zona Blog / Garabatos

No quiero ponerme eso!!!

por Gema López

Habrá muchos padres y madres, al igual que yo, que tienen hijos en edad de reivindicar sus gustos en cuanto a vestuario. Si es vuestro caso, te sentirás muy identificad@ con lo que os voy a contar. Tengo una hija de 5 años y desde un tiempo a esta parte cada mañana era un conflicto por temas de vestuario. Os pongo en antecedentes; mi hija va a un colegio público con lo que esto conlleva la ausencia de uniforme escolar, que por un lado es algo bastante positivo en cuanto a la muestra de identidad del menor pero por otro se convierte en un contrapunto para los padres que por las mañanas contamos con el tiempo justo para hacer multitud de cosas y encima llegar puntuales al trabajo. Cuando vamos a contrarreloj y encima tu hij@ te pone las cosas difíciles porque no le gusta la ropa que le has preparado para el colegio, se convierte en una misión imposible. Al contrario que much@s niñ@s, Paula, que así se llama mi hija, tiene predilección por las faldas, vestidos y zapatos , lo cual se hace incompatible con mi idea de ser práctica ya que considero que el colegio es un lugar donde ha de primar la comodidad. Pues bien, cada día era una lucha de titanes y los reproches cada vez más elaborados “ me llevas muy fea al colegio”, “no me gusta esta ropa, quiero llevar falda” “mi amiga lleva vestido, por qué yo no puedo” y hasta” tu siempre vas muy guapa a tu trabajo y a mi me pones feísima para ir al colegio” … haceros una idea, todo esto acompañado de llantos, confusión, lentitud y sobretodo mal sabor de boca. Era tal el agotamiento emocional al que me tenía que enfrentar cada mañana que decidí buscar soluciones.

Se me ocurrió ceder un poquito y negociar un trato. Pensé, si establecemos un contrato de Contingencias en el que ambas partes aceptamos reglas acabaré con esta situación. Estaba dispuesta a ceder en cierta manera pero tenía que ser inteligente con mis exigencias. Como en todo colegio, uno o dos días por semana hay educación física o psicomotricidad, lo cual, dichos días, en mi caso dos, no hay más opción de chándal. Quedaban tres días de la semana para determinar vestuario, así que yo decido dos días y Paula decide uno. Para el día que decide Paula había que establecer reglas, ya que hay cosas que no son negociables, y fueron las siguientes:

- No puede ser un disfraz, ni zapatos de tacón infantiles.
- La ropa reservada para celebraciones importantes no se puede elegir. Ejemplo; los vestidos para bodas, comuniones, bautizos…
- Ha de ser ropa apropiada para la época del año en la que nos encontremos (si es invierno no podrá llevar un vestido de verano y además llevará leotardos).
- Será ropa acorde al tamaño, nunca será ropa de cursos pasados guardada (pequeña).

Una vez acordado esto, elaboramos un horario en una tabla de este tipo:

En nuestro caso y para afianzar más el acuerdo, generando un mayor sentimiento de cooperación en el contrato y participación, hemos personalizado el horario. Para ello hemos impreso láminas de prendas en blanco, como en la tabla aparecen, que Paula ha coloreado a su manera, así como las letras de los días de la semana.

Tras tener el horario ya colgado en un lugar visible de la habitación de Paula, las dos sellamos nuestro acuerdo firmando en una hoja y que hemos puesto con una chincheta junto al horario. Aprovechamos este momento para comentar la importancia de respetar los contratos y ser fieles a lo que firmamos.

A día de hoy sólo llevamos un mes con esta estrategia, pero está dando sus frutos. Cada noche miramos nuestro horario para preparar la ropa del día siguiente. Cuando a Paula se le olvida alguna mañana y vuelve a reivindicar la elección de su ropa vamos las dos cogidas de la mano a ver nuevamente el horario y nuestras firmas.

Añade tu comentario

ÚNETE

No hay comentarios